Las tensiones internas y los incumplimientos de agenda han provocado una ola de renuncias y nuevas designaciones en la Casa de Nariño. Créditos: Fotografía oficial de la Presidencia de Colombia

En la sesión del Consejo de Ministros realizada el pasado 4 de febrero de 2025, diversas polémicas marcaron la agenda del presidente Gustavo Petro. Durante la reunión, el gobierno nacional reconoció el incumplimiento del 75 % de los compromisos adquiridos por la Presidencia. En medio de una jornada en la que los nombramientos de ministros y funcionarios fueron cuestionados, el debate en redes sociales y sectores políticos se centró en qué funcionarios debían continuar en sus cargos.

Como respuesta a esto, el pasado 9 de febrero el presidente Gustavo Petro anunció a través de su cuenta oficial en X: “He solicitado la renuncia protocolaria a ministras, ministros y directores de departamentos administrativos. Habrá algunos cambios en el gabinete para lograr un mayor cumplimiento del programa ordenado por el pueblo”.

Sin embargo, los cambios en el gabinete comenzaron a efectuarse antes del anuncio en redes sociales.

Nuevos funcionarios

Uno de los primeros cambios fue el de Jorge Rojas, director del Departamento Administrativo de la Presidencia (DAPRE), quien manifestó su descontento con las decisiones del gobierno durante la sesión de ministros, en especial por el nombramiento del excongresista Armando Benedetti como jefe de gabinete. Rojas fue reemplazado por Angie Rodríguez Fajardo, administradora pública, quien fue posesionada el pasado 5 de febrero.

Otra renuncia provocada por el nombramiento de Benedetti fue la de Juan David Correa, ahora exministro de Cultura. En su reemplazo, la cartera fue asumida por Yannai Kadamani Fonrodona, profesional en artes escénicas, quien se desempeñaba como viceministra de las Artes y la Economía Cultural y Creativa. Su designación por parte del presidente tuvo lugar el 6 de febrero.

La ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, también dejó su cargo tras presentar su renuncia irrevocable el 9 de febrero, en el marco de la solicitud presidencial. Hasta la fecha, se espera el anuncio de su reemplazo.

Otra renuncia polémica fue la de la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, de quien se especula que tiene aspiraciones presidenciales para 2026. La ahora exministra dejó la cartera tras su controvertida declaración sobre el nombramiento de Armando Benedetti. La politóloga había acompañado a Gustavo Petro desde su alcaldía en Bogotá como secretaria de Ambiente y general. Hasta el momento, la Presidencia no ha confirmado quién será su reemplazo.

Renuncias protocolarias

Aunque el presidente solicitó oficialmente las renuncias el 9 de febrero, la vicepresidenta Francia Márquez Mina reveló durante el Consejo de Ministros que había presentado con anterioridad su renuncia protocolaria para que fuera firmada por el presidente si así lo consideraba. Esto ocurrió tras manifestar su inconformidad con las dificultades en la integración del Ministerio de la Igualdad.

Otro de los primeros en presentar su renuncia fue Carlos Carrillo, director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), quien puso su cargo a disposición e invitó a todos los miembros del gabinete a hacer lo mismo a través de su cuenta en X.

Daniel Rojas, ministro de Educación, fue una de las figuras que protagonizó momentos polémicos durante el consejo. Sin embargo, descartó la posibilidad de presentar su renuncia, a pesar de que su cartera fue señalada con el mayor puntaje de incumplimiento.

Cumpliendo con la solicitud del presidente, la canciller Laura Sarabia anunció en su cuenta oficial en X que presentó su renuncia protocolaria y que está sujeta a la decisión que mejor considere el mandatario.

Siguiendo la misma línea, Andrés Camacho, ministro de Energías y Minas, manifestó en su cuenta de X que su renuncia también está a disposición del jefe de Estado.

Los recientes cambios y renuncias en el gabinete de Gustavo Petro reflejan la creciente tensión dentro del gobierno y las dificultades en la implementación de su agenda. La solicitud de renuncias protocolarias sugiere un intento de reestructuración para mejorar la gestión y el cumplimiento de compromisos, pero también deja en evidencia fracturas internas y resistencias políticas, por el momento, se espera la confirmación de cuáles renuncias se harán efectivas y qué otros ajustes se realizarán en la Casa de Nariño.